viernes, 3 de octubre de 2008

Cuentos y contados IV

Maricela, una simpática joven, con sueños de novela: encontrar a alguien de dinero, casarse con el, y vivir en una casa lujosa.

Antes de trabajar en un almacén, Dorita, una íntima amiga, desde hace unos años, le aconsejó que buscara en los clasificados, cuando solicitaban una empleada doméstica, al menos para empezar a ganar dinero, tendría ventaja de vivir en un cuarto de empleada, con televisión, talvez con aire acondicionado y una cómoda cama con lamparitas de noche.

Siguiendo las recomendaciones de Dorita, Maricela compró los diarios por una semana y se enteró que en la residencial La Margarita, necesitaban a una empleada, ofrecían un buen sueldo, cuarto de empleada, sábados libres, pareja sin niños, solamente, la pareja.

Llamó al teléfono que aparecía en el clasificado:
- Hola buenos días?
- Si, buenos días... hablo por el anuncio en el diario
- Que bien, usted ya ha trabajado en esto
- No, pero quiero trabajar en algo
- Bueno venga el lunes por la mañana, la voy a entrevistar

La pareja estaba conformada por Hugo, un joven, y Ana María dueña de un almacén en la capital.
Esta era su oportunidad, le contó a su amiga Dorita; quien le aconsejó que cuando fuera a la entrevista, no usara minifalda, sino más bien un traje largo, que le cubriera todo el cuerpo, porque tenía conocimiento que unas señoras, despiden a varias muchachas, que no duran ni dos días, ya que los esposos son reconocidos como “levantadores de domésticas”.

Dorita se despidió diciéndole: Ay cipota, te portás bien y tené cuidado.
Maricela, con una sonrisa, asintió con su cabeza.

Continuará el lunes...

1 comentario:

almena dijo...

Buen consejo el de su amiga Dorita

:)

saludos!