En estas semanas, luego de los debates suscitados entre miembros del gobierno y el sector privado; allegados me han preguntado sobre la muy llevada y traída reforma fiscal para el año 2010. Por eso, he incluido aquí algunos comentarios sobre dicho tema.
Hay puntos de vista, a favor y en contra de artículos propuestos por la reforma.
Amigo lector, tome en consideración que el debate esta centrado sobre una propuesta a la legislación tributaria.
Tradicionalmente, los cambios fiscales, llegaron acompañados de “sugerencias” de los organismos internacionales; véase por ejemplo el aumento al IVA, a los cambios en el impuesto sobre la renta, incluir impuestos al cigarrillo, bebidas alcohólicas y otros bienes suntuarios que intentaron aumentar la recaudación de impuestos al estado.
Me molesta ver comparaciones estadísticas donde se establece que el país es un lugar donde se pagan pocos impuestos. No comparemos uvas con manzanas, por mucho que estas tengan el mismo color.
Ahora bien, debería ser el estado quien dicte las propuestas fiscales y no al revés; que dicho sea de paso, no siempre contarán con un respaldo suficientemente sólido por parte de los grandes contribuyentes, ya que los cambios siempre incluirán, a nuevos “afectados” por la eliminación de exenciones o la eliminación de incentivos fiscales, eso ya se conoce...
Y en contexto, siempre han existido continuos cambios en la legislación tributaria, sin aumentar la recaudación fiscal. A mi punto de vista, se pueden hacer varios cambios en la legislación, pero el estado debe mejorar la forma en que recolecta sus tributos, hacer énfasis en combatir la elusión fiscal y hacer un eficiente uso de los recursos.
En el terreno del debate, dos posturas teóricas no son incompatibles, incluso pueden ser complementarias, el enfoque de bienestar de la población debe privar sobre la conveniencia o preferencia de un sector económico.
Y hasta aquí el relato de hoy, los leo luego. Un abrazo cordial.