miércoles, 4 de marzo de 2009

Semana extraña - 1ª Parte

El día amaneció tranquilo, como cosa de costumbre me trasladé hacia el trabajo, antes me lo pensé, el viento afuera provocaba una exquisita frescura como para levantarme. Aún así, el teléfono se encargó de sonar su recordatorio, ese al que dice: “Ámate y sálvate” tres palabras acompañadas de un comienzo de guitarras.

Y di una voltereta, levantándome rápidamente, buscando los interiores y luego entrando a la ducha a toda velocidad. El corazón; hace un minuto jugando plácidamente con mi sangre; se prendió y comenzó a bombear. Suelto el grifo y… Chis! ¡El agua está helada! Ya me desperté (las acciones del intervalo están censuradas, para mitigar el pánico del lector). Salgo de la ducha y me doy un golpe en el dedo meñique de mi pie izquierdo. ¡Juemaceta! Me tiro al suelo a aguantar el grito tomando mi dedo. Me lo quebré – pensé.

Pero no, sostengo mi dedo caliente y apretado con dos manos, busco alguna cosa para aplicarme, pero no hay nada.

Me levanto y busco los zapatos mas anchos, un calcetín negro me sirve para presionar y dejar al pobre golpeado en su posición. Me busco el pantalón, camisa, corbata, pañuelo, me peino, me lavo los dientes e inicio la travesía por la capital.

No hay comentarios: