jueves, 14 de mayo de 2009

¿Preso por un twitt? !Aunque ud. no lo crea!

No tenia en mente escribir esta noche, sin embargo, encontré en damr.net una noticia rarísima

“Preso por un twitt, liberen a Jeanfer”

El comentario que hice a David incluía una pregunta: ¿Acaso un elefante se muere por el piquete de una hormiga?

Ummm pensándolo bien, si es la hormiga atómica, si…

Raro, pero ahora que vamos a hacer, si, ya se me ocurrió, voy a ser “seguidor de un preso inocente”.

Les aseguro que me dieron ganas de “seguir” a Jeanfer por Twitter. Pero evité hacerlo.

El punto en discusión, más allá de mi aparente sarcasmo e ironía, es el hecho de aplicación a rajatabla de las leyes en la República de Guatemala.

Sabemos por noticias y por llegar allá, que la sociedad guatemalteca está sometida a todo tipo de problemas sociales y económicos.

Se han implementado algunas políticas para dar un rumbo al país, pero en el exceso de normativa, o la implementación de las leyes o redacción de las mismas, deja mucho que desear.

De acuerdo a la periódico guatemalteco “Prensa Libre en la edición del 22 de octubre de 2008, la ley del delito del pánico financiero expresa:

(Extractos de la ley en cursivas)

“Quien elabore, divulgue o reproduzca información que ponga en riesgo la credibilidad de alguna entidad del sistema bancario incurrirá en el delito de pánico financiero”.

“Se entenderá que se menoscaba la confianza de los clientes de una institución bancaria cuando, como consecuencia de divulgar información, se atente contra la reputación o prestigio financiero de ésta, y se ocasione con ello el retiro masivo de depósitos o inversiones”.

Del delito de pánico financiero quedan excluidos los autores de estudios, análisis y opiniones de carácter científico o académico que, con base en información auténtica y verificable, se orienten a evaluar o calificar el sistema financiero o sus actores.

Es un hecho que la reputación de todo banco o institución financiera es parte de sus más valiosos haberes. Sin embargo, esos “valores” están “blindados” por una ley en Guatemala.

Ahora bien, esa ley es completamente absurda, pues la credibilidad y confianza se fundamentan en la forma de gobierno corporativo, en la fortaleza y seguridad de la administración de los riesgos, en la efectividad del servicio, en la percepción de los ahorrantes, entre otros elementos que, analizados desde fuera, determinan la institución en la que depositamos nuestro dinero nos responderá oportunamente en el momento en que necesitemos retirarlo o hacer uso de una línea de crédito.

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